lunes, 11 de junio de 2007

Educación en el Perú: una mirada a nuestro futuro.
Cuando cualquiera de nosotros sale por la calle y ve niños pidiendo limosna, muy pocas veces se detiene a pensar que en ese momento aquel niño debería estar estudiando, y menos aún se piensa en los niños del área rural. Un niño de sectores rurales de la sierra debe caminar incluso horas para asistir al colegio y a esto se suman una alimentación inapropiada y condiciones de vida en hogar poco apropiado para desarrollarse adecuadamente.
Y es por esto que nuestro país presenta un tercer lugar en índice de analfabetismo a nivel de nueve países de Latinoamérica con un 11.3%, después de Bolivia y Brasil que tienen 16.9% y 16.7% respectivamente mientras que nuestro vecino Chile se encuentra en octavo lugar con solo 4.9% en índice de analfabetismo.
Pero hay que analizar los indicadores y motivos que producen esta baja producción en el sistema educativo nacional tomando en cuenta algunos conceptos que se utilizan en el sistema: aprobación, desaprobación y retiro; los que dan cifras de producción anual del sistema. Por otro lado están: promoción, repetición y deserción; que sirven de indicadores de la capacidad de productiva del sistema educacional en general.
Primero la causa para la deserción de los escolares es mayormente la desaprobación de los alumnos en ejercicio educativo anual, lo que motiva a los padres a retirar a sus hijos del sistema educacional y obligándolos a realizar labores más “productivas” ya que fracasaron en su labor de estudiantes.
Un ejemplo es el caso Almicar Cusquipoma Chiguala, natural de Tambo provincia de Bolívar, un joven de 19 años que a los 15 cursaba el primer año de educación secundaria (la edad promedio es 12años para ese grado) y rara vez tenia una nota de 13 o 14 salvo en educación física y educación laboral donde si destacaba pues su quehacer diario lo mantenía preparado para estos cursos, más no para el resto porque al llegar a su casa, a una hora de camino desde la escuela, tenia que entrar a la chacra y ayudar en el arado y llevar a pastear su ganado minimizando el tiempo para realizar las tareas escolares y estudiar lo dictado en clase. Este joven se retiró ese mismo año del sistema educacional, pues al ver su bajo progreso y tener tantas labores en su hogar optó por dedicarse a cultivar sus tierras y cuidar sus animales, así como Almicar en nuestro país hay un enorme sector de la población que vive esta realidad y al estar tan lejos de la población urbana pocos tienen conocimiento que estos casos se dan.
Analizando este caso específico: Almicar tenia que caminar dos horas diarias para movilizarse en su ida y vuelta al colegio, además que en su hogar no se dedicaba a estudiar lo hecho en el aula pues tenia mas labores en su casa. Como exigirle un alto rendimiento académico a un joven que vive en estas condiciones, y eso que no analizamos si su alimentación es adecuada, si en su hogar no sufre traumas por maltrato, si tiene libros y textos para consulta. Así como Almicar el fracaso escolar afecta al 23% de la población rural del país.
Solucionar este problema debe ser uno de los principales, objetivos del gobierno para que nuestros pobladores por más alejados que se encuentren puedan disfrutar de una educación útil y conciente de su realidad económica y orográfica para que opten si desean seguir una carrera profesional o también lo aprendido en clases les sirva para administrar adecuadamente su chacra y su hogar.
Territorio Comanche es una novela que relata anécdotas reales que experimentó un periodista español, cuando realizaba su trabajo como reportero de guerra cubriendo el conflicto en la ex –Yugoslavia y ahí evoca recuerdos de las diversas guerras que cubrió a lo largo de veintiún años desempeñándose en esta rama de la profesión. Sin duda una interesante obra que narra muchas aventuras y riesgos a los que se someten los periodistas que de verdad entran en la línea de fuego en búsqueda de la noticia, de la toma impactante, del hecho en el momento en que se esta produciendo, labor que solo realizan quienes tienen una vocación muy fuerte y se apasionan por este trabajo.
Esta excelente obra es considerada como novela porque a pesar de tomar hechos y lugares reales, los entremezcla con ficción basando la narración en dos corresponsales: Márquez y Barlés quienes esperan varios días para poder grabar la demolición de un puente por un grupo de soldados, pues era una toma muy escasa de encontrar, siempre son antes y después pero no durante el acto mismo que refleja la guerra: destruir.
Esta novela usa la forma narrativa enriquecida con una intensa descripción de lugares y personajes, también emplea un lenguaje coloquial, por lo que es divertida y fácil de entender, esta se desarrolla en la narración constante de diálogos entre los personajes, dejando ver un punto de vista no tomado en cuenta antes, el del periodista, un hombre que no es soldado entrenado, sino un civil que sin ser victima directa de la guerra también es afectado, pues sufre traumas a causa de lo impactante que es ver de cerca la muerte y destrucción.
También es muy amena y poco pesada pues emplea historias cortas evocándolas en forma directa y espontánea de esta manera se realiza el desarrollo general de esta novela la cual mantiene el suspenso en forma constante a pesar de que la estructura de la obra se encuentra en enumeración caótica, ya que de los seis capítulos de la obra esta se desarrolla esencialmente en el primero y el sexto dejando los otros cuatro capítulos intermedios para montar una forma retrospectiva de sus vivencias en otros conflictos y relacionarlos con esta, pues para este reportero todas las guerras son los mismo, sean desarrolladas en uno u otro lugar al final todas las guerras fueron, son y serán los mismo: muerte.
Del argumento y personajes podremos decir son dos personajes principales: Barlés, un poco más joven que su compañero, de fisonomía débil y delicada, con una formación cultural mejor desarrollada dada su amplia experiencia en conflictos, dejando la impresión de ser más racional que el otro personaje. Junto a el aparece Márquez, un hombre maduro, de cuerpo robusto, poco atractivo y lesionado en su rodilla por un accidente de trabajo años antes, es algo menos culto que su compañero de labor, frío y obstinado con las metas que se propone, se deja entender en la novela que su mal carácter y el ser obsesivo es producto de tantas guerras vividas y repercutieron en su conducta.
En la obra se manifiesta en forma indirecta que los reporteros de guerra no buscan ser héroes, ni filántropos que desean mostrar el horror de los conflictos bélicos para mejorar el mundo, sino que solo son profesionales que ganan un salario y que como aman su trabajo tratan de hacer lo mejor posible, que es estar en el lugar mismo de los hechos, aun que también resulten afectados psicológicamente. Por eso en un pasaje de la novela dice:” a Márquez las lagrimas no le dejaban enfocar bien, por eso no lloraba nunca cuando sacaban de los escombros niños con la cabeza aplastada, auque después pasara horas sentado n un rincón sin abrir la boca.”(Pág. 22).